Han sido unos cuantos
cuartos crecientes.
Usaste los dientes...
En este trozo de carne,
en este rostro sonriente...
Soy aquel que se deja morder.
Él que da gracias a cada amanecer
y al descaro de esta sólida vida
por permanecer a tu lado
por tenerte al costado dormida.
¿Por qué?…
Porque por esa boca
este triste poeta se excita
y forra sus versos en piel.
Soy aquel que se deja morder...
Él que se pierde en palabras de querer
en cada frágil y suave bocado.
Él que grita, él que aúlla,
ante delicadas mordeduras
cuando escuece entre placeres mi ser.
¿Que opinara el vecino de al lado esta vez?.
Apilo un montón de mensajes en blanco.
Me quedo enmarcado en tu ombligo
y no salgo, pues fuera no para de llover.
Entonces me veo mojado en los charcos,
mi imagen viola mi reflejo,
y me alejo del suelo otra vez.
Soy el niño que se deja morder.
Él que quiere ahogar la agonía
administrando saliva al placer.
Gitana, cada mordisco es de oro,
y en cada dentellada te imploro
que adornes ,violenta, mis morros.
Derrota, es pensarte con otros
y que no sea mi consentida mano
la que acaricie tu tez.
Lo siento…
Jure no hablar más del pasado.
Lo sé...
También juré, irme y nunca volver.
Y ya ves...
Me tienes pegadito a tu lado,
arropado cual mártir en mi manto de fe.
Tú, mantis...
Yo, presa...
Soy aquel que se deja morder.
Jiji
ResponderEliminarHola!
Pues me alegro :)
Porque por esa boca
este triste poeta se excita
y forra sus versos en piel.
Qué bonito..
Un beso=)
Igual que Adan comio de la manzana, y se dejo morder...
ResponderEliminarbesotes de esta peke.
`
pd. te esperopor mi rincon con tu taza de cafe, siempre que quieras...
Hola Daniel o señor Brun. Di con tu blog por casualidad el mismo día que inaguraba el mio y me encuentro con un puñado de versos de gran calidad. Es una suerte encontrar a gente de tu misma especie por estos lares.
ResponderEliminarUn saludo y espero seguir leyéndote.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMaravilloso, sin palabras.Cada texto que leo tuyo supera al anterior.
ResponderEliminarPrecioso texto, Daniel.
Besos de mermelada con arandanos, que esta muy mordible :)
Aquel que se deja morder tan dulcemente es realmente afortunado.
ResponderEliminarEs un poema magnífico... mi más sincera enhorabuena, amigo mío.
Y felicidades también a la persona a quien va dedicado, debe de ser una mujer muy especial...
Un beso y un abrazo enormes.
No te comentaré nada, porqué ya sabes lo que pienso.
ResponderEliminarUn beso
Natalia