Las aberrantes cúspides, eran el mirador perfecto para poder paladear el acariciar macabro de las olas, la típica mano que aparta alguna pequeña sobra de nuestro último festín para no verse expuesta a tan horrible imagen. La caricia dotada de un tacto que se lleva algo físico de ti y que ahora lo mantiene inerte en sus frías , pero siempre en movimiento, manos con las que manipulaba esa pequeña figura de cera, estirando sus miembros aproximándolos al desprendimiento, rajando todo aquello que no se puede ver.
Las Olas golpean incesantes. Un batallón de soldados se lanzan y se destruyen contra las piedras quebrando su fuerte estructura y arrancando sedimentos que vieron tiempos mejores. El ruido imita una batalla de seres extraordinarios, invisibles, que rugen en multitud y entonan viejos canticos de guerra, antiguas lenguas de edades no conocidas por el hombre.
Luchan por un terreno que antaño fue suyo.
De poco vale cubrirse el rostro… Siempre alguna gota llega para recordarte que existen cosas ante las que nunca estaremos protegidos, somos simples victimas de agentes externos que sueñan con devolvernos todo ese Caos que hemos sembrado… Existen cosas que no se ven pero que se pueden sentir!!!... Y ni siquiera en lo alto de esta formación rocosa, en esta playa sientes la seguridad de la distancia.
Esos ojos, en ese telar negro que sirve de escenario, vigilan, observan, conspiran, traman, en silencio los croquis de nuestros antiguos miedos. Dicen que en noches de tormenta susurran en el oído de marineros el mansaje de su llegada, sus intenciones… su leyenda y los secretos que se ocultan tras los símbolos arcanos, y las lágrimas que brotan de estos avergüenzan al mismísimo cielo.
Desde este pedazo de tierra solo se presencia Infinito… Eternidad… La Nada y su sutil velo de neblina inmaculada. Noto ese viscoso intentar agarrarme de los tentáculos de la imaginación y arrastrarme hasta el mundo en el que los locos cuentan relatos y se arropan en todas las hojas narradas, invadidas por abstractas y horrendas visiones decoradas por burlescas brisas.
Y hoy trato de apartar la mirada de ese océano, trato de arrojar al olvido todas esas criaturas embriagadas en mal y agua salada, trato de que el olvido arrastre hacia su boca toda narración que pueda perturbar mi sueño… Porque todos esos relatos tienen algo de verdad, tienen contenido todos los miedos ancestrales a la gran nada, a lo desconocido…
Se que dicen la verdad. Porque yo en cierto modo… también lo he visto.
Tienes un estilo propio e inconfundible, llevaba tiempo sin leerte, sigue escribiendo, sigue...
ResponderEliminarEl miedo, a veces nos salva. La verdad, siempre, pero ¿queremos salvarnos?