Manipular el núcleo, completamente inestable, de una circunstancia es peligroso. Pero más peligroso es creer que puedes ser elemento en esa ecuación y no verte afectado.
Quizás siempre lo supe... No mentiré, siempre lo supe.
Tengo experiencia en este tipo de cosas. Las palabras son peligrosas y no se guardan en el pecho, mucho menos cuando son púas que se clavan desde el interior y desgarran, cuando son caminos trazados en llamas que suben hasta la garganta y que desean salir... desean cumplir su cometido y quemar cada uno de los sueños que hemos construidos a partir de ruinas y escombros, necesarios para mantener una estructura derruida de por sí, que pesan sobre los hombros y nos dejan las extremidades cansadas, medio muertas.
Conozco bien la sensación de guardar veneno en la boca y ni escupirlo, ni tragarlo... simplemente mantenerlo mientras pasa por el hueco de los dientes, despertando asco y arcadas en las encías, acumularlo mientras vemos que todo a nuestro alrededor juzga la postura tomada ...
Siempre supe que ese veneno acabaría sobre el rostro de alguien que trata de hacer lo correcto... y porque no decirlo, lo difícil. Pero a mí eso no me evito hacer, decir, dejarme sacrificar... por lo que creí (y sigo creyendo) correcto. Un mártir ateo, porque como ya dije en algún texto oculto (visto solo por un par de ojos) " ¿Pero como se puede decir a un creyente que su Dios es falso y que los milagros e imágenes sagradas, que ha guardado en una sensibilidad, latente pero oculta, es solo luz de gas y fuegos fatuos, cuando son esas ilusiones, esos trucos de magia barata, los que le han dejado soñar y no caer ante el colapso de imaginar que hay tras el abismo?". Yo y la extraña manía de escribir textos de carácter retroactivo. Un vidente ciego, un profeta estúpido, que se dedica a mirar y ver más allá de lo que la gente quiere ver. Alguien que en ciertas horas del día y en ciertos segundos de cada minuto piensa que debería sacarse sus horribles y pequeños ojos, con su mirada de pena, sus ojeras... y arrancar su malparida e incallable lengua.
Debería arrepentirme... No mentiré, debería. Pero no lo hago.
Debería haberme dejado de creer tan importante para alguien. Sera la falta de costumbre a que se me haga caso y se me preste atención, esa atención de la que tanto disfruto y que en todo momento busco como un grial. Puedo decir que por unos momentos brillé, o me creí brillar, y me sentí vacuna, alardee de ser remedio ... Unas sensaciones bastante olvidadas desde que otros átomos, hace años, combustionaron en mi. La pena, el mal sabor de boca no es tan grande... pero la sensación de derrota me rasga por dentro del mismo modo. El eterno recuerdo de lo que soy y de lo que merezco... el eterno collage de confesiones, manías, dudas, consejos y textos inútiles de horas desocupadas y sin ningún tipo de beneficio ... Ahora sé porque tan poca gente me llama por mi nombre y hace uso de ese apellido monosílabo, que marca mi caída y mi derrumbe.
Debería derrumbarme... No mentiré, estoy derrumbado.
Entiendo que mi deforme cuerpo ha sido herramienta y mecanismo para insuflar vida a algo que se pudrió... Tengo claro que mis palabras han sido abono y han dado vida a flores, pues las flores pertenecen tanto a los amores como a los muertos...
A lo mejor debería verme como el mismo Sol, como fuente de vida, como que ha salvado ilusiones, sueños amores, obsesiones... cualquier nomenclatura es correcta, comprensible e incluso excusable.
Puede que sacrificar mi sonrisa, o en este caso mi preocupación, pueda servir para que otros sonrían y disfruten de lo sintético, lo abstracto, lo falso... y vuelvan a crear un universo incorrecto, pero al fin el universo al que aspiran, el que necesitan, el que creen merecerse. Puede ser algo noble, humanitario, o algo estúpido, según del radio de explosión en el que te encuentres.
Debería pensarlo... No mentiré, yo me encontraba en el mismo núcleo.
Diseccionaría el amor para poder explicar todas las reacciones posibles, todas las acciones tomadas. Aunque de poco me valdría pues no hay ciencia posible que explique la expansión de un sentimiento tan salvaje, inestable, autodestructivo y tozudo. Cuando late el corazón la vista se nubla, los oídos ensordecen, las piernas se abren, se desdibuja la realidad y se vuelve a recomponer en un papel garabateado que nos parece una obra de arte de la que nos sentimos participes. Tenemos el universo tal y como lo queremos ver, adornado con un par de canciones, con frases delicadamente escogidas y que tomaremos como máximas de nuestro rumbo... Volverán y se quedaran, hasta que quieran, las sonrisas.
Llegados a este punto de poco puede valer las palabras o los juicios de alguien...
Verdades se disipan y se convierten en sombras que aniquilan las ganas de aquello que queremos escuchar. Son eclipses contra los astros más extensos y son juzgadas ante el verdugo de nuestra razón... Nada debe desechar un sueño, nada debe modelar todo lo creado por unos ojos vendados.
Sé que metí la cabeza en el núcleo... Y una explosión volvió a explicarme lo que parece que tan torpemente se me olvido.
La verdad traerá tristeza,soledad y amargura...
La mentira traerá alegría y una sonrisa agradable, volverá a soplar una amorosa brisa en el rostro...
También una brisa traerá agudos cantos arremetiendo contra mí y diciéndome:
"Te va a salpicar toda la mierda"
Debería arrepentirme. Pero si lo hiciera estaría mintiendo, tal y como hacéis todos.