jueves, 29 de abril de 2010

Los 29 mueren... Ahora a los 30 me propongo ser una tumba


Entona un canto….

Que no te tumben las falsas compañías ni las glorias de tus hazañas, cantadas de sus bocas. Solo son auroras divinas que un día escribieron , o que escribirán, sus epitafios en centenares de líneas creadas a partir de ti y de tus tiras de piel acumuladas por años de exceso y autodestrucción; Y que hoy, un día bajo la marca de una madrugada de tormenta, recuerdan lo que has sido tras un telar de niebla , bajo los voraces truenos que retumbaban dentro de tu hogar-útero .La posición fetal era el miedo, seguro, pues no lo recuerdo , pero lo que sí puedo es arrastrar la sensación en una tonada y convertirlo en verdad, acida de la autovergüenza y del odio de ser persona, y decir tras un vendaval de frases desnudas ,y letras que sueñan ser tatuadas en musas de torso desnudo…

He creído tener… por lo tanto he perdido.

He creído perder… por lo tanto algo he tenido.

No quiero que bocas se cierren todavía, no quiero que ojos queden huecos, se estrechen, y se lleven mi sombra entre las pestañas.

Pues esto que redacto no es algo triste…

No es la flagelación de costumbre a la que se me ve constantemente. No es la posición del cobarde….

No es la autocompasión que hiere mi sistema con su jodida adicción. No, pero es cierto que algo de todo esto necesito para enfadar mi orgullo, que se quemen mis entrañas como las colillas mal apagadas de malas noches, y me haga hincar los dientes sobre la acera, esquivando ese eterno camino de baldosas amarillas.

Es lo que me hace ser como soy… pero esta vez prescindiré de ello.

Como ya dije, esta vez me alzo o me siento ante vosotros para conmemorar una fecha de asquerosa felicidad.

Me llama la atención e incluso creo que la lisergia invade mis planos de cámara, cuando veo el miedo al futuro, el avance de ese maestro llamado Cronos.

Yo trato este día con nostalgia, con fotogramas antiguos que pasan una y otra vez de veintinueve años de imágenes, que hoy por hoy tan solo son manchas borrosas acompañadas del incesante resonar de un eco escarmentado.

Rememoro, entristezco y en la misma gota de mercurio , que simboliza ese factor llamado tiempo, aprendo que nunca es la última vez en que Soledad volverá. Pegara un portazo, se sentara sobre tus rodillas, desgarrando la desconfianza y la culpa, y te otorgará lo peor que una mujer te puede dar…. Su silencio.

Volverán las miradas talladas entre juicios, veras todas sus tonalidades desde el dorado de la compasión hasta el gris neblina de ese orgullo tan odiado de ver como este ignorante Ícaro, con sangre en la boca y con los dedos absolutamente ennegrecidos de las brasas, se acerca a soles cada día más abstractos.

Cierto que cada uno de estos infiernos aparecerán más de una vez en tu vida, se repetirán hasta que ciertas mañanas no quieras ni levantarte y pedirán que ofrezcas lo mejor de ti; lo que aprendiste en estos 29 años, solo así sabrás si realmente estás hecho para sufrir o para violar y hacer sufrir a la mismísima inspiración. Solo así sabrás a que sabe la sangre y cuál es el color de los ojos más sinceros… un color solo apreciable cuando son capaces de mirarte de frente.

Has de hacer de cada estrella una supernova capaz de aniquilar por combustión cualquier falsa sensación de las que te rodean y salpicar las hojas que guardas apiladas y alguna que otra blusa que luego pueda quitarse…

Eso me dicen los ojos de alguien que me observa mientras escribo en la mesa del salón y que me sonríe cuando me ve al otro lado del sofá combatiendo con mi mala caligrafía…

Luego vendrá el beso…

Más tarde la Caricia…

Y después de todo esto quedara ese duelo en el desierto de tu condición… Hoja contra Pecho.

Siempre es lo mismo… Un cosmos violento colisionando en silencio desde el lado más frio de la cama. Desde ese lugar infecto de culpa y del “siempre podemos hacerlo mejor”. Ese autómata condenado a regenerarse una y otra vez bajo sus profecías ignoradas, como las de Casandra, y que poco efecto provoca. Ahí viene la reconciliación entre la duda y a palabra.

Año tras año escribo un testamento… Día tras día grabo otro surco con las uñas, cada vez mas desgastadas, en algún lugar donde no se aprecie el cambio de conducta, ni donde se vea esa fogata de fuego azul que arde con mis esperanza y sueños, volátiles y cambiantes.

Un día como hoy… el hijo del texto abrió la boca para alimentarse del oxigeno que le rodeaba y un llanto fue el primer verso. Mientras, la lluvia chocaba contra los cristales del hospital.

Visto lo visto… Las cosas no cambian tanto… ¿verdad?

domingo, 4 de abril de 2010

Sr. de Hiroshima


Te quedarás muchas noches despierto .Tal vez veas otro amanecer moribundo, sientas el frescor de la aurora y el rocío corone tu insomnio...Quizás te despiertes al sentir como se cae el cigarro a la vez que caen y se condensa todo el peso de tus sueños en los parpados.

Podrás componer una rapsodia de todo eso pero nunca evitarás que tus ojos se mojen de nuevo. Agacharás la cabeza ante verdades y ante la soledad...y ante la evidencia...

Te golpearás lleno de furia contenida, golpearás a otros, dejaras que te golpeen...

... Y te recordarás Ecce Homo.

Beberás... como antes has bebido... como siempre has bebido.

Escaparás de las formas perfectas y a lo imperfecto querrás dotarlo de un nombre, de una interpretación, querrás ser cómplice, confesor, traidor, suicida, cobarde, mártir, abandonado... Volverás a luchar con el reflejo del espejo e insultaras todo lo que en él se refleje...

Verás tus obras, empapadas y hechas añicos, por el suelo y maldecirás lo que eres... Te preguntarás que te llevó a esa espiral de emociones desordenadas, y que ahora tratas de ordenar en cualquier espacio en blanco. Reflejarás en cada palabra mezquina, cada sonrisa, en cada verbo latente un triste y enrevesado jeroglífico que explica, según tus ojos, a la perfección lo que eres y toda esa mierda que fuiste acumulando en la boca, en las manos, en cada beso, en cada copa de borde roído que te servirán en bares y escritorios, en cada oído ajeno.

Cansarás al oyente y a las buenas personas que se empeñan en regalarte minutos, horas, días, semanas, meses, años de nicotina y falsas promesas que mueren donde nadie vuelve a mirar. Violarás confianza, cariño y aprecio para desahogar tus nauseabundas ansias de protagonismo y mostraras tu auto-otorgado carnet de ángel caído, les mostraras aquello que se enfrentan confiando que la simpatía hará que no se vayan de tu lado. En cada cinco palabras, de seis dichas, te confundirás y errarás como en cada paso dado al regresar a casa en la que el único manto que te arropa es la albina noche y la música que has elegido para proporcionarte un melancólico viaje.

Te verás obligado a hacer de cada mirada un collage complejo. Una mirada podrá hacerte odiar veinticuatro horas al día o enamorarte y querer morir si no duermes en esa compañía que tantos pronombres, adverbios y sufijos ha colgado en tus labios, en la punta de esos dedos que se dedican a trazar con mala caligrafía y líneas aparentemente incomprensibles o con párrafos demasiado largos que hacen que las miradas hacia ti, terminen deseándote algún mal.

Creerás tener el derecho de traducir todo gesto, mueca, toda expresión y caerás en la equivocada idea de metamorfosear una sonrisa, un llanto, un ruego y un adiós. Te conocerás mejor que nada en este vomitivo mundo. Solo tú sabrás que ciertas palabras e intenciones se basarán en el preciso instante, en la necesidad ajena y el lugar que ocupes en esa gesta.

Y es posible que te quedes solo mas de una vez, mas de mil veces ... Pues soledad será tu pareja y la mejor de las compañías. Un estado que te enamora, te atrae, y que cuando niega el acercarse a tu área de influencia serás tú quien te aproximes a su radio de acción, serás tú el que necesites apoyarte en algo vacio y te vayas construyendo paginas y más paginas de decepciones, compromisos, enigmas, rabietas con los dioses y sarcasmo con lo ya inventado.

Contarás verdades en cada mancha de tinta y en cada despojo de celulosa. Insultarás el buen hacer y el esfuerzo pasado. Relatarás, casi pudiendo tocarlo, el pasado del que no te sientes orgulloso, el presente que te quema e irrita y el futuro que se asoma con una fragancia inolvidable, inconfundible...

Contarás mentiras para seguir creyendo en lo que haces y enmascararas cada uno de los errores cometidos dotándoles de un sentido metafórico y de adjetivos construidos para la humillante ocasión. Serás uno con la narración. Te desgarrará la primera persona y la tercera persona te creará sentimiento de empatía.

La mayoría se empeñara en odiarte. Otra parte te enjuiciará en silencio porque no creen justo dedicarte la más mínima atención, para ellos serás humo y grados. Serás falta de ocupación y tiempo desperdiciado... serás invisible. Te reconocerán más por las borracheras que por lo que te dedicaste a escribir al volver a casa cualquier día de lluvia.

Solo unos pocos se pararán a mirarte y traducir las, malsonantes, palabras. Solo unos pocos buscarán en la enciclopedia lo que no entiendan. La mínima parte se arriesgará a preguntarte el significado de algún galimatías de letras, de alguna fecha desconocida o alguna obsesión encadenada a toda tu verborrea y tu palabrería. Pero la mayor parte del apoyo te susurrara, o te gritará, que continúes haciendo lo que haces... lo único que sabes hacer, sin ni siquiera haberse parado a leerte. Sabrás distinguir esas carcajadas sarcásticas de las bocas que apenas tienen dientes para dedicarte una ligera sonrisa.

Abusarás de esos pocos que han mostrado interés, esa especie en extinción que cité anteriormente, y les veras alejarse y esconderse de tu presencia para que no entregues alguna hoja arrugada, algún mal poema, algún sueño embotellado o un pensamiento que nunca llegará a nada. Les cansarás con tus absurdos planos y tus caricaturas de realidad.Se acercarán a ti maravillados ante algo recién descubierto, algo que recibirá unas primeras ovaciones, una ristra de piropos secados en los malos momentos... poco a poco se irán deshaciendo de tu tiempo y tus horas muertas. No querrán nunca formar parte de las páginas de tu novela, se verán en peligro al salir en un verso y al conocer tu puta extraña manía de magnificar aquello que amas, aquello que aprecias, aquello que tú, como buen exagerado y egocéntrico que eres, puedes terminar creyendo más importante de lo que realmente debe ser, creyéndote más importante de lo que realmente eres para alguien. No desearán que sueñes más de lo debido y que puedas equivocarte. No desearan ser amados por error.

Esconderás poemas. Temerás al poema y a su interpretación, a su influencia. Temerás a la vida pero no a sus dolores porque eso te hará ser, poco a poco, lo que eres en el momento que te sientes y comiences a escribir.

Derruirás la Luna y la noche será toda tuya.

Inventarás una de cada diez constelaciones y creerás que así sus luces te pertenecen.

Querrás adiestrar la lluvia y el ruido que hace al chocar contra un ventanal para poder usarlo cualquier noche de bohemia y de pensamientos acicalados y abstractos.

Seguirás escribiendo...

Y seguirás así porque te crees poeta...

Y lo peor de todo es que existe gente que te sigue escuchando y que te sigue llamando poeta.

Por eso seguirás manchando folios y libretas con tinta...

... de esa que no se borra.