domingo, 9 de octubre de 2011

Un susurro para Salomé




Deja de mirarme, ser de carne…

Deja de acunarme en el pálido favor de tus sentidos;

Pues no sabes lo que soy, ni siquiera eres capaz de imaginar a lo que me veo forzado ante la atención desmedida,  desmerecida…  y fuera de toda parcela de tiempo y espacio.

Deja de mirarme,  mortal…

Pues yo estoy muy por debajo de las cosas que se marchitan y mueren… Pues vivo del recuerdo y soy coleccionista de las frases más amargas, las heridas más sangrantes,  las creadas en más de una noche de desacuerdo y de renuncio a lo físico. Todo esto me dota de algo parecido a la vida y así conservo toda esencia en animación suspendida.
Soy homúnculo de un pasado decorado entre sangre y los pinceles improvisados de cada una de tus pestañas.
Soy un cuadro al fondo del pasillo, un autorretrato de las desgracias y las amistades fingidas,  de torpes trazos que dan los niños cuando se cansan del juguete … y lo rompen, lo apilan … dejan que el oxigeno haga su trabajo y el anaranjado manto de la oxidación tapa de manera intima la desnudez y crea las arrugas del devenir.
 
Soy ficción de las noches menos recomendables para soñar.
Soy sueño de una Luna que todavía se pasea por los horizontes, de una ciudad ahumada, con camisón.

Deja de mirarme…de reojo…

Deja de mirarme, vista torpe…

Deja de apoyarme en tu cristalino… que no sé donde está la salida y en mi cautiverio debo desgarrar la piel para salir… y no soy escapista muy hábil ni muy delicado.

Quien iba a decirme que después de tanto tiempo… que una sonrisa cortaría como el más cortante de los puñales. Quien me iba a confesar que ante un leve temblor se esconde una bandeja de plata tallada a partir de cada una de las palabras y rencores.


Deja de mirarme… Pues tú te alejas…. y a mí me quedan apenas fuerzas para mantener el parpado petrificado  y no crear ese oscuro telón que convierte cada milésima en una eternidad. No es justo…

Muerte, deja de mirarme.